El Loco - Encabezado El Loco - Encabezado

El Loco

Lo llamamos Loco. Nos lo cruzamos en la calle, cada tanto. Quizás está vestido de manera rara. O habla de una forma que no entendemos. Parece no seguir ninguna lógica. En todo caso, es diferente. Nos asusta un poco. Nos resulta extraño. Lo juzgamos. A veces hasta nos da rechazo. En cualquier caso, en general nos alejamos. A algunos, hasta los mandamos al psiquiatra. Debe necesitar ayuda, pensamos.

Cuando lo encontramos más cerca, encarnado en alguien conocido, nos desesperamos porque para que vuelva a la normalidad. Queremos que deje de hacer cosas raras, que no se desubique, que actúe respetando las convenciones, que haga lo que se espera, lo que es habitual, conocido. Que se encarrile, que lleve una vida 'normal'. Que no piense cosas que no entendemos, que no sienta diferente a los demás, que haga lo que todos: que trabaje, se enamore, forme una familia, tenga hijos, hobbies, que hable de las próximas vacaciones y de lo que salió en las noticias.

Cada tanto, también nos pasan cosas locas. La vida nos sorprende, nos descoloca. Lo inesperado viene de repente y nos agita, nos interpela. ¿Qué hacer con la sorpresa de lo repentino, lo impensado, lo desconcertante? Lo imprevisto no nos gusta, aunque en tiempos normales digamos que el cambio es genial y que o diferente tiene un no-sé-qué.

Más inoportuno aún, es cuando todo esto sale de nosotros. ¡Ay! ¿Cómo es que me pasa esto que no hubiera imaginado nunca? ¿Me dejo llevar espontáneamente? ¿Me salgo de los carriles conocidos? Intempestivamente, esto aparece y nos decimos ¡qué locura! ¿Cómo se me ocurrió? Si yo tengo mi vida armada, sé lo que quiero, para dónde voy. Bueno, tendré momentos en que me pierdo un poco, pero ¿esto? Esto no corresponde, es ridículo. No va, no tiene lógica, lo descarto. Sigo con lo mío.

La pregunta entonces es: ¿somos libres? ¿Qué es la locura si no es la capacidad de darlo vuelta todo? Fíjate, el loco es LIBRE y el precipicio no lo asusta.